Vertientes

 De momento hemos identificado tres frentes que tienen/tenemos los vecinos abiertos en el tema de ruidos y suciedad.

el botellón en la plaza de Benimaclet

Seguramente el más llamativo por gravoso para los vecinos afectados: Justo delante de sus puertas y ventanas se reunen / o reunían (si se mantienen las medidas disuasorias) cientos de personas, bebiendo, hablando a gritos y a menudo acompañadas de perros que organizan su particular concierto perruno. Tanto consumo y durante tanto tiempo daba lugar a que las calles aledañas se usaran sin ningún reparo como urinarios, o también "reservados" en los que tener su fiesta particular, con los altavoces colocados en los alféizares de las ventanas.

Antes de la pandemia solía ser los fines de semana, que ya empezaban el jueves, después de la pandemia los fines de semana empezaban en miércoles, o incluso antes. Y los vecinos han observado como parte del público de la escombrera que antes acudía directamente desde otros barrios, ahora estaba acudiendo a la plaza e incluso a las terrazas alrededor de la plaza para trasladarse luego, a pie, a la escombrera, tras el cierre de las terrazas. Los coches aparcados a lo largo del camino de las Fuentes desde finales de la tarde y principios de la noche  dan fe de ello.

Otra parte del público de la plaza, seguramente una buena parte vive en el barrio o es amiga de gente que vive en el barrio, se trasladaba, a modo de pasacalles espontáneo y ruidoso, hasta la zona que llaman "jardín Lluerna".  A altas horas de la madrugada, y molestando a los vecinos, al pasar por debajo de sus balcones y ventanas en calles relativamente estrechas.

las terrazas y los bares

Antes de la pandemia ya causaban problemas por las conductas incívicas de los clientes: hablan a gritos, van o vuelven de las terrazas rompiendo el silencio de la noche con risas, charlan en voz alta, incluso gritan a coro, se oyen chillidos histéricos, portazos de los coches, etc. 

Tras el confinamiento esto se ha agravado, al haber el ayuntamiento permitido la ampliación de terrazas y aforos, hasta límites inauditos. En algunos sitios prácticamente imposibilitaba el paso de los peatones y transeúntes, especialmente el de los que tienen mayores problemas de movilidad. Y claro, cuanta más gente, peor el ruido. 

la Escombrera y la Ruta de la Eskombrera

Este problema rebasa ampliamente las posibilidades de la policía local. En la escombrera se celebran y organizan fiestas y conciertos a los que acude no sólo gente de Benimaclet, sino desde muchos otros barrios de Valencia. No hay ningún tipo de control del ruido, con lo cual la música a todo volumen más el ruido causado por una enorme concentración de personas en las que corren el alcohol y los estupefacientes mantiene desvelados durante gran parte de la noche a los vecinos del este de Benimaclet. A veces el resplandor de los focos láser llega hasta los límites con Alboraya. 

Y derivado de las concentraciones de la escombrera está la Ruta de la Eskombrera. Es la ruta entre la plaza y la escombrera. Arranca desde la plaza, por la calle Murta y sigue por el Camino de las Fuentes, hasta que llegan a la escombrera (una antigua fábrica de lácteos, abandonada). Y desde principios de la noche hasta bien entrada la mañana del día siguiente hay un constante trasiego de gente, que a medida que avanza la noche y que viene de la escombrera, está en peor estado, de vuelta de la "fiesta". Y molestan a los vecinos, tanto en las casas como a los que almuerzan o desayunan en los bares y terrazas de la calle Murta, muchos se encaran cuando les contrarían.