Respeto y Educación
Hace unos días, la que escribe tuvo una especie de debate en el facebook con otro usuario de la red. Al final estábamos de acuerdo en que una de las claves para abordar el tema de lo que llamamos botellón son la educación y el respeto.
Hace falta más y mejor educación
La educación, como bien saben padres y maestros, es mucho más que lo que los niños y niñas puedan aprender en la escuela.
Como dice Jose Antonio Marina, el filósofo que ha dedicado toda su vida a la educación, es tarea de la tribu, es decir, es tarea de todos.
El gran riesgo y peligro que corremos es el de dejar la educación en manos de quienes ni están preparados, ni tienen un interés legítimo en educar. ¿Y quiénes son estos que no tienen interés legítimo? En primer lugar, quienes quieren vender a costa de todo, a cualquier precio, incluso al de la salud y del bienestar general.
Querer vender es legítimo, pero querer vender a toda costa lo que la gente no necesita, o incluso que le perjudica, ya no lo es. Eso vale tanto para las drogas como para el alcohol, las bebidas azucaradas o los artículos superfluos y de lujo.Y parece que los publicistas y especialistas en marketing tienen mejores técnicas "educativas" que muchos padres, madres, maestros y maestras.
Una de las técnicas más efectivas es la repetición y simplificación de contenidos. Y una de las causas del gran fracaso escolar es no tenerlo en cuenta. La sobreabundancia de contenidos hace que los profesores apenas tengan tiempo de dar oportunidad a que se asienten, apenas se repasan los contenidos, porque ya hay que avanzar a la siguiente lección. Ni se adecúan, muchas veces, al nivel real de la capacidad de comprensión de los alumnos. Es absurdo querer fiarlo todo a los libros de texto cuando los alumnos no tienen apenas hábito de lectura. ¿qué niño o adolescente lee algún libro que no sea del cole, o de lectura obligada por el cole?
Y la publicidad y el marketing han aprendido, hace tiempo, que la educación es algo que ocurre a lo largo de toda la vida. Que pueden educar casi a cualquier adulto para que compre o haga cualquier cosa, salvo que haya tenido una buena educación (aunque sea autodidacta, o en la familia, o en algún grupo de referencia) que le permita hacer frente a los intentos de manipulación de la publicidad y el marketing.
¿Y dónde lo hacen? Obviamente, como diría mi sobrino adolescente, no en el cole. No les hace falta. Lo hacen donde está la gente: en la tele, en las redes, en los contenidos de las series que ve la gente, en la publicidad en los sitios a los que va, incluidos los estadios de fútbos, y contratando a las estrellas del fútbol, de los deportes de más audiencia, a los influencers y a los actores y actrices de las series más populares (pagando sumas impresionantes, y muchas veces saltándose las regulaciones fiscales).
Pero no basta con saber o conocer algo. También hay que tener buenos hábitos. Que son, básicamente, una combinación de repetición y consciencia.
Una de las causas del fallo de muchas campañas institucionales es justamente su brevedad. Actualmente la única campaña que hay en marcha es la campaña contra el machismo. La sociedad se ha puesto las pilas, y prácticamente cualquier institución de la sociedad civil o de las administraciones públicas son conscientes de que es una tarea de larga duración.
Ni siquiera las campañas de prevención del covid gozan del reconocimiento generalizado. Y eso que hubo un incremento brutal de fallecimientos y de saturación en las UCI. Hay intereses en contra, tanto de carácter partidista (político) como económico (muy vinculado al carácter masivo del ocio, por ejemplo).
Hay una cosa que no debemos olvidar nunca: el mejor maestro es el ejemplo. Y si pedimos educación y respeto a quienes no nos dejan dormir, no debemos faltarles al respeto. Cosa harto difícil, desde luego, cuando les llamamos despectivamente "perroflautas", drogatas, y otras lindezas.
Cualquier maestro sabe que si quiere educar a un niño o niña, primero tiene que conocerle. Conocerle para saber qué es lo que necesita, y cuál es la mejor manera de ofrecerle lo que la escuela puede aportarle.
Así que deberíamos ponernos a investigar qué es lo que necesitan, y qué podemos ofrecerles. Y quiénes son, en realidad. ¿Se trata de un mismo colectivo, o confluyen varios? Y si no somos nosotros quienes podemos ofrecerles lo que necesitan, ayudarles a encontrar a quien sí pueda hacerlo, buscando con ellos.
Y hay que "neutralizar" a quienes fomentan las conductas incívicas, ya sea desde la publicidad de todo tipo, ya sea directamente vendiéndoles alcohol y drogas cuando se reúnen. Pero esa sí es labor policial.
Soy consciente de que este enfoque es complicado, y que a la gente que no puede dormir y tiene miedo y por tanto está de los nervios, le costará asumir. Pero tras lustros y décadas de malos hábitos, de tolerancia por parte de la policía y de la administración, dos coches, o tres, en la plaza, no van a ser suficientes, no para tanta gente y tantos intereses en contra (aunque suene raro).
M.V.H.
Comentarios
Publicar un comentario